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Reflexión lunfarda La gran importancia de la Escuela, en la Argentina del más de lo mismo…

Hoy, más que nunca, debemos reafirmar, la gran importancia de la Escuela, como un imprescindible factor social, de formación, capacitación y conocimientos; un cálido y hospitalario ámbito, de contención e integración humana y, un instrumento fundamental, para el progreso, el desarrollo y el futuro, de la Nación, el pueblo y la ciudadanía. Una Escuela, de lectura, estudio, saber, nuevas iniciativas e inquietudes, creatividad y superación personal; con un sistema de labor, realizaciones y, rendimientos y resultados concretos, que logre, ante todo, vencer la grave y perniciosa tendencia, de la nivelación hacia abajo, y la degradación educativa… Sin Escuelas, no hay porvenir ni destino… Sólo existe un rumbo posible: VOLVER AL CAMINO DE LA EDUCACIÓN, LA HONESTIDAD Y EL TRABAJO.

El inicio del ciclo lectivo, del presente año 2019, nos invita a reflexionar y meditar, de una manera seria y profunda, acerca de la fundamental y tan relevante importancia, de la Escuela, con su auténtica y bien arraigada vocación hacia la enseñanza, su alta y ennoblecedora misión docente y social, de formar y educar, sus claros principios y criterios pedagógicos, sus férreas y permanentes luchas cotidianas, sus múltiples esfuerzos, anhelos y sueños y, todo su amor y generosa entrega, al alumnado, la gente y la propia comunidad. La Escuela, con su hermosa y ponderable función, de inculcar, transmitir e infundir, conocimientos, normas y reglas éticas y, valores morales, humanos, patrióticos y espirituales, que dignifiquen y eleven a la infancia; alejándola del mal sendero del vicio, la pereza, la vagancia y la holgazanería, y encaminándola y conduciéndola, por el edificante y plausible rumbo, del bien, el amor al prójimo, el estudio, el trabajo, la disciplina, el deber cumplido, la honradez, la solidaridad y la decencia. La Escuela, en medio de una sociedad actual, de malos y deplorables ejemplos de conducta, sumergida en la ausencia absoluta de justicia, la negra corrupción y la mayor impunidad, y dentro del triste y penoso contexto global, del país del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo, y todo termina, inexorablemente siendo, más de lo mismo… El país, trucho y berreta, atado con alambre, en el que, hay gente que se ha hecho y se hace rica, de un modo doloso e ilícito, sin trabajar, y contrariamente, siempre pierde, se perjudica, se empobrece y, hasta se funde y aniquila, en la faz económica, la persona buena, honesta y laboriosa, que trabaja… La Escuela que, promueve, fomenta y defiende, la Patria del Trabajo, el esfuerzo, la lucha, el estudio, el merecido ascenso social y, el progreso de los sectores obreros, las clases populares y la mayoría, frente a la obscura y negativa Patria Financiera, de las especulaciones bursátiles y cambiarias, los negociados espurios y, el exclusivo beneficio pecuniario, de una ínfima minoría privilegiada, en detrimento del resto de la población, y del bienestar general. La Escuela, que en una actitud de abnegación, largo empeño e innumerables sacrificios, suele darlo y brindarlo todo, sin recibir, en algunos casos, nada a cambio… La Escuela, su cuerpo docente de maestros, su personal auxiliar, sus aulas y sus bancos, sus patios de recreo, su mástil, con la enseña albiceleste y, su particular atmósfera, de niñez, azul inocencia, ilusión, gracia y ternura. La Escuela, y su amplio y fraterno cielo, de hondo cariño, paz, unión y, sana y espontánea alegría. En nombre de la Escuela, hoy, más que nunca, debemos recuperar los valores, la conciencia ética y, la mentalidad y la cultura del trabajo, pues sólo existe, una ruta posible: Volver al camino de la Educación, la Honradez y el Trabajo… Más que vanas y meras palabras, genuinos y tangibles resultados… Los Hombres, como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos…

La Escuela, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Yo soy la Escuela, que podés campanear, en lontananza… Aquí estoy, resistiendo, – el tiempo avanza -, con mi facha de eterna escarapela. Aquí estoy, como guapo centinela, mientras yugo, tenaz, por la enseñanza; juno un yorno polenta, de esperanza, siembro el posta saber, y dejo estela… Aquí estoy, con un sueño en el balero, los salones, el cuore verdadero, la lección más debute y el laburo… Y en mi cielo fetén, de tierna infancia, me las banco, enfrentando a la ignorancia, y hago Patria, pensando en el futuro.

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